Caerse, caerse, casi nunca, ya tenían mucha experiencia y pasaban por encima de los maderos deprisa sin detenerse, pues si se paraban es cuando les daba la vuelta el árbol y caían al agua. Por la noche se hacían grandes hogueras, como decía, para que se secaran y calentaran los gancheros, después secos o medio mojados se ponían a dormir en “camas” hechas con cuatro bujes (boj) en el suelo y tapados con una manta.
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